En el Informe del pasado año nos referíamos a la necesidad de buscar un cierto
equilibrio entre los ambiciosos planes que estaban sobre la mesa en
2005 y la realidad, determinada por una demanda cuyas pautas de crecimiento
perdían impulso y unos costes de construcción de terminales en
marcado aumento. La impresión actual es que, si bien en 2007 el clima
atmosférico no favoreció en general la expansión de la demanda en el
hemisferio norte, el mercado retomó el camino del optimismo en sus planes a
medio plazo, aunque, como veremos, el grado de dinamismo difiere de unas zonas a otras del mundo.
La benignidad climática ocasionó en el primer
trimestre del año un cierto exceso de oferta de GNL.
Los buques se movieron en 2007 desde el Mediterráneo hasta las terminales
de la costa este de EE UU con cierta frecuencia, en un año en
el que el mercado gasista de ese país se mostró más dinámico que
en el precedente, debido al descenso de los precios. Aunque el GNL
constituye sólo un porcentaje marginal de la oferta de gas en Estados
Unidos (pero con una subida destacada de casi un 40% en 2007), es una herramienta
potente para influir en los precios internos cuando son más elevados que los del
mercado internacional. Junto con el estadounidense, el mercado asiático se mantuvo
igualmente firme, favorecido por el cierre de 8 GW de potencia nuclear en Japón
debido a problemas operativos.
Estos datos explican la tendencia de crecimiento
de los mercados a corto plazo y spot, una señal de madurez
del mercado del GNL en conjunto, que actúa en favor de una
mayor seguridad de suministro. Es cierto que las transacciones a
corto plazo y spot todavía no pasan del 10% del mercado
mundial del GNL, pero están subiendo y se aproximan a esa cifra.