La existencia de un parque de plantas eléctricas de ciclo combinado de gas natural con un elevado rendimiento y bajas emisiones, ha contribuido a disminuir las emisiones del sistema eléctrico español.
A primeros de diciembre de 2009 el Ministerio de Medio Ambiente anunciaba que España participaría en nueve proyectos de reducción de emisiones de terceros países, uno de los mecanismos de compensación contemplados en el Protocolo de Kioto.
Con estos nuevos proyectos son ya 119 las cartas de aprobación emitidas por la autoridad designada al respecto. Estos proyectos supondrán una reducción de 142 millones de toneladas de CO2 durante el período 2008 al 2012. El 42% de estos proyectos se localizan en Latinoamérica y el 48% en Asia.
La producción de biocombustibles en España (y en general en Europa) se ha seguido encontrando con dificultades por la entrada de productos subvencionados desde EE.UU. y de algún otro país. De las 36 plantas existentes en España, cerca de la mitad se encuentran cerradas o trabajando por debajo de su capacidad. La Comisión ha establecido nuevas barreras arancelarias para las importaciones procedentes de algunos países.
A pesar de ello, se ha mantenido un cierto ritmo en la producción, en especial por parte de los mayores fabricantes de gasolinas y gasóleos. El objetivo es cumplir la Orden ITC 2877/2008, que fija un objetivo de incorporación de biocombustibles en los carburantes del 3,4% y 5,8% en contenido energético para los años 2009 y 2010 respectivamente.
El nivel de apuesta por parte del gobierno actual por las energías renovables generadores de electricidad no está teniendo un apoyo unánime. Hay colectivos que opinan que el coste de la repercusión en el precio de la energía eléctrica vendida es excesivo. El objetivo de minorizar las emisiones de gases de efecto invernadero también podría lograrse, opinan, con un apoyo más equilibrado entre el realizado a las renovables y a los sistemas de captura y almacenamiento de dichos gases nocivos.
También recuerdan que en 2030 los estudios publicados señalan que los hidrocarburos aportarían tres cuartas partes de las necesidades energéticas del mundo y que el carbón y el gas natural serán (con cerca de un 70% de la nueva potencia instalada) las energías que utilizarán la mayor parte de las nuevas centrales eléctricas que se construirán hasta esa fecha.