Las calderas de condensación y las bombas de calor de gas son las tecnologías de calefacción que ofrecen mayores prestaciones energéticas y de confort.
El gas natural es una solución asequible, eficiente y sostenible para cubrir necesidades de calefacción y agua caliente sanitaria de los edificios. No sólo por sus ventajas económicas sino también por sus beneficios medioambientales, la seguridad, tanto de uso como de suministro, y el confort que proporciona. Por un lado, el gas natural produce alrededor de un 25-30% menos de CO2 que el petróleo y sus derivados y entre un 40-50% que el carbón, lo que contribuye a combatir el cambio climático. Por otro lado, la utilización de gas natural puede contribuir de manera muy significativa a la reducción de la contaminación ambiental y por tanto a la calidad del aire que respiramos.
El sistema de calefacción individual de gas natural es uno de los sistemas más eficaces, limpios y baratos de los que existen actualmente. A través del funcionamiento de la caldera se distribuye, mediante un circuito de tubos, el agua caliente tanto a los radiadores que suministran calor, como a las tomas de agua caliente, ilimitada e instantánea, de baños y cocina. El sistema de radiadores reparte el calor de una forma homogénea y regulada, aprovechando de forma eficiente la energía que utilizan. Además, para su instalación, no hace falta hacer obras ya que el instalador solamente debe colocar la caldera y los radiadores en los lugares más idóneos, pasando los tubos de forma disimulada de una habitación a otra a través de pequeños orificios en la pared.
La utilización de gas natural contribuye a la reducción de la contaminación ambiental y por tanto a la calidad del aire que respiramos.
Las calderas atmosféricas son aquellas que toman el aire necesario para la combustión del gas directamente del local en el que se encuentran ubicadas, por lo que precisan ciertas condiciones de ventilación. Debido a que su cámara de combustión no se encuentra aislada respecto del local donde se encuentra instalada la caldera, este tipo se considera menos conveniente que el de las calderas estancas y, por tanto, desde el 1 de enero del 2010 se prohíbe la instalación de calderas de este tipo individuales, tanto en edificaciones nuevas como en reformas de edificaciones existentes. Esto no significa que los usuarios que poseen una caldera atmosférica deban cambiarla por una estanca, pero sí se recomienda que en el caso de reformas o por propia voluntad del usuario, se opte por la caldera estanca.
Las calderas estancas son más seguras, limpias y cómodas para el usuario, ya que la cámara de combustión está sellada, lo que impide que los gases procedentes de la combustión puedan revertir hacia el recinto donde esté instalada la caldera. Entre las calderas estancas son especialmente recomendables las calderas de condensación, por ser las que alcanzan mayor rendimiento energético y tener unas emisiones muy bajas de NOx (óxidos de nitrógeno).
En cualquier caso, independientemente del tipo de caldera, el usuario debe ser consciente de que, para su correcto funcionamiento, debe asegurarse del mantenimiento de la misma, a través de una empresa instaladora habilitada, para, entre otras cosas:
Sus consumos de energía primaria son inferiores a los de las bombas de calor eléctricas. En relación con los gases de efecto invernadero sus emisiones de CO2 son inferiores, en un 29%, a las correspondientes a las bombas de calor eléctricas.
* Nota.- Los porcentajes referidos se han extraído a partir de la comparación de los valores impuestos por la reglamentación de ecodiseño y eficiencia energética aplicable a cada tipo de tecnología.