Una oportunidad de desarrollo económico con beneficios medioambientales
Los gases renovables tienen un papel clave en el proceso de descarbonización ya que, sin necesidad de grandes inversiones en infraestructuras, contribuyen a la reducción de emisiones de CO2 y fomentan la economía circular.
Cualquier gas que proceda o sea producido a partir de fuentes renovables se considera gas renovable.
Biometano: obtenido mediante el proceso de digestión anaerobia de materiales orgánicos biodegradables, principalmente residuos orgánicos domésticos, industriales, agrícolas, lodos de depuradora y deyecciones ganaderas, así como cultivos energéticos.
Hidrógeno renovable: es el hidrógeno obtenido de fuentes renovables, a través del proceso power-to-gas (electrolisis del agua con electricidad renovable sobrante).
Gas sintético (Syngas): obtenido mediante el proceso de gasificación térmica de materiales orgánicos, principalmente lignocelulósicos (residuos forestales y agrícolas).
Los gases renovables constituyen el vector energético que más contribuye a la economía circular, ya que se generan a partir de residuos y se destinan a todo tipo de usos.
Los gases renovables son fundamentales para cumplir los objetivos del Marco Europeo sobre Clima y Energía para 2030. El Pacto Verde Europeo identifica el hidrógeno renovable y la economía circular como dos ejes fundamentales del crecimiento económico.
“Los gases renovables (biogás, biometano e hidrógeno renovable) juegan un papel importante en la transición justa”, según la ELP 2050 del Ministerio para la Transición Ecológica.
La PLCCTE indica que el Gobierno “fomentará, mediante la aprobación de planes específicos, la penetración de los gases renovables”.
El PNIEC señala que los gases renovables “son de los pocos vectores energéticos renovables que puede utilizarse tanto para generar electricidad como para cubrir demanda energética en procesos industriales de alta temperatura y en el transporte”.
"La “Hoja de Ruta del Hidrógeno: una apuesta por el hidrógeno renovable”, aprobada por el Gobierno en 2020, impulsa el despliegue de un vector energético sostenible clave para que España alcance la neutralidad climática.
Tiene como objetivo ser la herramienta que guíe y fomente el despliegue y desarrollo del biogás (y del biometano) en España para alcanzar los objetivos del PNIEC, dado el papel relevante que puede jugar en la transición energética y, en particular, a su capacidad para integrar la economía circular en la generación de energía renovable.
Las garantías de origen para la electricidad renovable deben ampliarse para incorporar los gases renovables y que el biogás en el sector del transporte puede contribuir a reducir las emisiones de carbono.