Calderas de condensación, eficiencia para descarbonizar nuestros hogares



La descarbonización del consumo energético de los hogares pasa por las calderas de condensación y la incorporación masiva del uso de gases renovables, en sustitución del gas natural convencional, ya que, entre otras muchas ventajas, representan una alternativa asequible, eficiente y sostenible para lograr los objetivos climáticos de 2030 y 2050.

Por Pilar Ortega

Europa ha establecido unos objetivos muy ambiciosos de cara al desarrollo de los gases renovables (REPowerEU), con el fin de alcanzar un objetivo de reducción de emisiones de un 55% en 2030 y la neutralidad climática (‘net zero’) en 2050. Por eso, conviene atender a las soluciones reales que permitan lograr este reto y, en este camino, las calderas de condensación tienen un papel fundamental.

¿Por qué las calderas de condensación de alta eficiencia son una solución para la descarbonización del sector residencial? ¿Cuáles son sus ventajas? Hay que partir del hecho de que estos aparatos están adaptados para el uso de gases renovables, porque el tipo de equipo por sí mismo no otorga el “color verde” o renovable a una solución tecnológica, sino que dependerá del combustible que utilice.

 Las calderas de condensación están adaptadas totalmente para ser usadas ya con biometano y con mezclas crecientes de hidrógeno renovable, lo que hace que puedan ser equipos sin emisiones de CO2 y, por tanto, favorecer la descarbonización del sector residencial en España.

Además, el uso de estos equipos con gases renovables favorece seguir aprovechando las redes de transporte y distribución existentes, prolongando así la vida útil de dichas instalaciones. Allí donde ya hay una infraestructura de gas en operación, existe la oportunidad de aprovechar las instalaciones existentes para su utilización con gases renovables.

AHORRO, EFICIENCIA Y MENOS EMISIONES

Una de las ventajas más destacables de las calderas de condensación es que ofrecen una elevada eficiencia energética y permiten ahorrar en torno al 30% de la energía consumida respecto a las calderas convencionales, y eso se nota en la factura al final de cada mes. Además, son equipos silenciosos -no se escucha siquiera el sonido de encendido y apagado de la caldera- al tener un funcionamiento modulante y continuo. Y son adecuadas para todo tipo de viviendas y rentas económicas, incluso para aquellas donde hay limitaciones de espacio, están ubicadas en zonas con condiciones climáticas especiales y niveles más bajos de ingresos.

Por tanto, la renovación de los equipos de calefacción por nuevos de condensación de alta eficiencia cuenta con la ventaja de que se pueden instalar en el mismo lugar en el que se encontraban los antiguos sin necesidad de hacer obras ni de abandonar la vivienda durante su instalación, gracias a una inversión asequible, que garantiza un ahorro inmediato y, por tanto, reduce la factura energética de los hogares. Una solución que fomenta la economía circular y una transición energética justa e inclusiva.

Una de las características más destacadas de las calderas de condensación de alta eficiencia es que reducen hasta un 70% las emisiones de óxido de nitrógeno respecto a las calderas convencionales al trabajar a bajas temperaturas. Tienen una mejor regulación térmica, ya que requieren una potencia mínima muy baja, lo que permite a la caldera funcionar sin paradas y ajustarse a las variaciones de demanda de temperatura.

Y si se aprovechara el potencial que existe en España de generación de biometano se podría descarbonizar el 100% de la demanda doméstica de gas con este tipo de calderas, por no hablar también del potencial del hidrógeno renovable a medio y largo plazo.

GARANTIZAR LA NEUTRALIDAD TECNOLÓGICA

El sector residencial en España consume menos energía que la media europea (un 17% del total del consumo de energía frente al 40%). De ese porcentaje, aproximadamente el 40% corresponde al consumo energético asociado a la calefacción, lo que se traduce en que el sector residencial es responsable de alrededor del 12-15% del total de las emisiones, una cuota muy inferior al resto del continente (36%).

Y es preciso desterrar la falsa percepción de que solo existe una forma de descarbonizar la calefacción de los hogares, a la que se suma la dicotomía interesada e inexacta entre bombas de calor y calderas de gas.

La bomba de calor individualizada no permite alcanzar el cumplimiento de los objetivos de descarbonización propuestos por Bruselas. De hecho, la utilización de estas en momentos del día en que la generación eléctrica renovable no satisface la demanda implica el uso de fuentes de energía más contaminantes para su suministro. Recordemos que el promedio de aportación de las energías renovables a la generación eléctrica nacional, en los últimos cinco años y a pesar de su rápido despliegue, es de tan solo un 45%, aproximadamente.

Es necesario tener en cuenta que ni las fuentes de energía ni las alternativas de calefacción son iguales en todos los Estados miembros de la Unión Europea. Por eso, allí donde ya hay una infraestructura de gas en operación, existe la oportunidad de aprovechar las instalaciones existentes para su utilización con gases renovables.

El carácter renovable del sistema de calefacción no depende de la tecnología, sino del combustible. Por eso, ante la imposibilidad de alcanzar los objetivos de descarbonización sólo con la electrificación, los gases de origen renovable son una solución tecnológica madura, aportan una producción continua y estable y cuentan con la elevada capacidad de almacenamiento y distribución.

El biometano se posiciona como una de las mejores opciones para la descarbonización del parque de edificios de la UE ya que no requiere ningún tipo de adaptación de la infraestructura gasista, del transporte ni de distribución hasta nuestras casas, siendo 100% compatible con los equipos con los que ya contamos.

El sector gasista español siempre ha defendido el principio de neutralidad tecnológica, y por eso considera como un error la posible exclusión del mercado de las calderas de alta eficiencia preparadas para las energías renovables. Fiarlo todo a una única tecnología va en contra de la idea de una transición justa al resultar económicamente inviable para muchas familias.

Además, una eventual prohibición de las calderas de gas (las de condensación de alta eficiencia, preparadas para funcionar con energía renovable) tendría un efecto adverso en la transición energética dadas las dificultades ya señaladas de algunos hogares para acceder a otras opciones de calefacción renovable debido a limitaciones financieras y técnicas. En consecuencia, podrían verse animados a seguir utilizando aparatos que funcionan con combustibles intensivos en carbono (por ejemplo, carbón, fuel o fuel-oil) el mayor tiempo posible.

UNA GRAN INVERSIÓN

La instalación de una bomba de calor supone un gran desembolso -para la adquisición de los equipos y las obras de adaptación- para las familias para cumplir con los requisitos básicos de confort térmico y normativos de eficiencia, una cantidad que supera en muchos casos el 90% de la renta anual media de las familias en España. Y también requiere de un espacio mínimo en el interior de la vivienda, en muchas ocasiones no disponible (quedan casi descartadas las de una superficie total menor a 105 metros cuadrados) y, a veces, la unidad exterior de la bomba de calor presenta problemas adicionales por las limitaciones técnicas existentes para su correcta y eficiente consumidor debe elegir la solución que más le convenga en base a las ventajas y desventajas de los diferentes sistemas de calefacción -calderas de condensación y bombas de calor-, teniendo en cuenta que la inversión media del primero es de unos 1.500 euros y el del segundo, de 18.000 euros.

La sustitución de las calderas por bombas de calor tiene un coste 15 veces mayor que el cambio por equipos de condensación y alta eficiencia, y sería necesario, además, duplicar la red de distribución eléctrica actual, ya que está saturada. Para ser exactos, el cambio de todas las calderas por bombas de calor supondría un coste estimado de unos 200 mil millones de euros, dos veces aproximadamente el presupuesto anual de la sanidad pública de nuestro país.

Al contrario que la red eléctrica, la infraestructura actual de gas no está congestionada para el transporte de gases renovables. La red española de transporte y distribución de gas tiene 95.000 kilómetros de longitud y apostar por la electrificación completa equivaldría a abandonar esta infraestructura estratégica, cuando a nivel europeo se han establecido ambiciosos objetivos en términos de producción de biometano (35 bcm en 2030) y de hidrógeno renovable, y cuando España tiene potencial suficiente para convertirse en un auténtico hub gasista renovable.

EL RETO Y LA OPORTUNIDAD DE DESCARBONIZAR LOS HOGARES

En sus consideraciones finales, el informe de Sedigas señala que la renovación de equipos por nuevos de condensación cuenta con la ventaja de que se pueden instalar en el mismo lugar en el que se encontraban los antiguos equipos sin necesidad de hacer obras y con una inversión mínima para el cliente, mejorando la eficiencia de los equipos y, por tanto, la factura energética de los hogares.

E insiste en que carece de sentido limitar el uso de ciertas soluciones tecnológicas sin considerar la complejidad técnica de las viviendas y el nivel de renta de las familias. También establece que no se deberían establecer limitaciones al uso de una tecnología y que las medidas deberían enfocarse a favorecer la descarbonización de los combustibles usados en la calefacción.  Por último, establece que la solución de descarbonización de los hogares debe ser elegida por los consumidores ante una oferta que permita cumplir con los objetivos nacionales y europeos de lucha contra el cambio climático.

“EL GAS, SIEMPRE CON SEGURIDAD”

Sedigas patrocina, un año más, la campaña informativa sobre seguridad en las instalaciones de gas en el ámbito residencial de la Comunidad de Madrid, con una serie de consejos prácticos para evitar riesgos y posibles accidentes. Una campaña en la que también se lanza la recomendación de sustituir las calderas antiguas por otras de condensación de alta eficiencia para ahorrar energía, reducir la factura energética y las emisiones, además de mejorar la seguridad de los hogares.

La campaña informativa “El gas siempre con seguridad” fue presentada por el consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior de la Comunidad de Madrid, Carlos Novillo, y por la secretaria general de Sedigas, Naiara Ortiz de Mendíbil, e incluye diferentes recomendaciones para el buen uso de las instalaciones de gas en los hogares.

Controlar que la combustión sea la adecuada, dejar liberados el tubo de salida de gases y las rejillas de ventilación y hacer la inspección periódica de la caldera cada cinco años son algunos de los consejos prácticos para utilizar con seguridad las instalaciones de gas.

Además de Sedigas, que tiene acreditada la cualificación técnica de unos 3.000 profesionales del sector, la campaña de este año cuenta con la participación y apoyo de Nedgia, Madrileña Red de Gas, Repsol y Agremia.