Pilar Ortega
Para que no se dispare el gasto y evitar sorpresas desagradables, conviene tener en cuenta algunas sugerencias y recomendaciones que permiten ahorrar dinero y reducir emisiones.
Para disfrutar de un ambiente de confort, es suficiente con tener una temperatura ambiente de entre 21 y 23 grados centígrados. Porque, en caso contrario, por cada grado que se suma a esta franja, la factura aumenta en torno a un 7%. Se puede ajustar la temperatura de modo manual, pero existen termostatos inteligentes que hacen el trabajo por nosotros. Tampoco es necesario tener la calefacción encendida mientras duermes, ya que cuentas con ropa de abrigo suficiente y confortable.
Hay que estar muy atentos a las vías de escape del calor en nuestros domicilios, porque si existen fisuras o huecos y el calor se escapa por ellos, nuestra caldera no parará de funcionar hasta que llegue a la temperatura de confort. O lo hará durante muy poco tiempo. Así que es mejor invertir, para evitar fugas de calor, en el buen cerramiento de puertas y ventanas, porque el premio en la factura será importante.
Los días luminosos son ideales para sacar rendimiento al astro rey, que, como todos sabemos, es la mayor fuente de calor natural. Así que hay que aprovechar las horas del día con más sol para subir las persianas y retirar las cortinas porque esta energía natural nos va a ayudar a mantener la temperatura ambiente y, así, la caldera no tiene por qué estar en marcha tanto tiempo. De paso, podemos sacar ventaja a esas mismas horas del mediodía para ventilar la casa, porque para entonces ya habrán desaparecido la humedad y el frío habituales en las primeras horas del día. Con 5 ó 10 minutos, es suficiente para airear una estancia. Y recuerda: haz esta operación con la calefacción apagada para no desaprovechar energía.
Aunque todos hemos aprovechado el calor de los radiadores para otras funciones, como secar con rapidez una prenda textil, lo cierto es que no es recomendable. Lo mejor es despejar completamente la superficie de los radiadores para que cumplan su función, que no es otra que la de calentar la estancia. Y aislarlos por la parte de la pared, para que esta no absorba el calor y lo difunda hacia la estancia.
Conviene purgar los radiadores antes de que empiece el frío invernal con el fin de sacarles el máximo rendimiento. Y si descubres que no funcionan correctamente, lo que procede es llamar a un técnico para que los revise.
Una buena idea para no desaprovechar el gasto de la caldera de gas es concentrar el calor en las estancias de la casa donde pasamos más tiempo y evitar el paso de la energía a los radiadores de las habitaciones que no usamos, a las que habremos cerrado las puertas. Por supuesto, si salimos de la casa durante un tiempo superior a dos horas, lo mejor es apagar la calefacción.
Cada vez que la caldera se pone en marcha genera un consumo extra de gas. Por eso, es conveniente dejar siempre los grifos en posición de agua fría, porque así se evitará que la caldera arranque innecesariamente si lo que queremos en realidad es usar agua fría. Y si lo que necesitamos es agua caliente, basta con girar la posición del grifo.
Como es evidente, el gasto de agua y energía es mucho más reducido si tienes el hábito de ducharte a diario y eliminas al máximo posible los baños de agua caliente.
Para tener una combustión perfecta a la hora de cocinar, es imprescindible tener los quemadores relucientes y sin grasa. También hay que tener en cuenta que los utensilios que utilizamos para cocinar (sartenes y cacerolas) deben tener un tamaño acorde para conseguir una cocción más rápida y ahorrar gas, sin olvidar usar tapadera. Tampoco debes abrir el horno mientras cocinas, ya que se pierde calor y hay que aumentar el consumo de energía.
Las calderas de gas de condensación ayudan a reducir nuestro consumo energético y también a que adelgace nuestra factura de gas. Su alto rendimiento se debe a que aprovechan el calor latente de condensación procedente de la combustión. Está demostrado que, en comparación con las calderas de gas convencionales, las de condensación ahorran hasta un 30 por 100 en el consumo de energía. Y, como utilizan menos combustible, emiten menos gases CO2 y NOx, por lo que contaminan menos y cumplen con la normativa europea ErP, que exige la comercialización de calderas energéticamente eficientes.