Pilar Ortega
Hábleme de ‘Paso a paso’, la última obra de teatro que ha representando en Madrid… ¿Qué le llamó la atención del montaje?
Es una función en la que hablan mujeres que tienen ya una edad. Trata el tema del edadismo y el machismo que pone las cosas muy complicados a las mujeres a partir de determinada edad. Las protagonistas son tres mujeres cercanas a los 60 y cuyo prototipo no se corresponde con el que se espera de las mujeres de esta edad. En clave de comedia se tocan muchos temas y, en definitiva, es un homenaje y un canto a uno de los valores más importantes de la vida: la amistad.
¿Cuánto tiempo hacía que no subía a un escenario?
Mucho tiempo. Unos siete años. Y me ha hecho muchísima ilusión reencontrarme con el público. Es una maravilla.
¿Qué es el teatro para Vd.?
Es un arma de doble filo. Tiene una parte maravillosa, porque te permite estar en directo y oír la respiración del público. Los espectadores se ríen contigo y lloran contigo y eso no tiene precio. También hay muchos nervios, mucha responsabilidad, tienes que estar hiperconcentrada y estar atenta por si ocurre algún imprevisto. Cada disciplina escénica tiene sus cosas buenas y malas, y por eso me gusta variar. Me gusta el teatro, pero también me gusta hacer cine, un corto, un audiolibro, un montaje teatral... Soy muy curiosa y me encanta variar. Las funciones teatrales y las giras son muy exigentes. Son agotadoras, pero estaría así toda la vida. Me gustaría morirme de vieja haciendo mi trabajo, pero siempre haciendo de todo un poco. Como en la vida, comer de todo un poco, beber de todo un poco... Porque en la variedad está el gusto.
¿Cómo es su personaje en ‘Paso a paso’?
Mónica es una mujer primaria, básica, frívola, superficial, positiva, mandona, con mucha energía. Es la líder del grupo. Es ese tipo de mujer que aparentemente puede ser odiosa, porque es demasiado protagonista, pero, en el fondo, es inmadura para su edad, un poco Peter Pan que no quiere crecer. Está centrada en el hecho de que la mujer tiene que estar guapa y seducir, aunque luego tiene capas más profundas. Las amigas son muy complementarias, se conocen muy bien, se quieren y se ayudan. En una pareja tiene que haber una base común, pero en una amiga no es necesario. Son el típico grupo de amigas de la infancia, casi hermanas, que no vienen impuestas. Yo tengo amigas que se parecen mucho a mí y otras que no tienen nada que ver conmigo.
¿Siempre tuvo claro que quería ser actriz? De hecho, estudió Derecho.
Curiosamente, yo no tuve siempre la vocación de ser artista, aunque vengo de una familia de artistas. No pensé ni en ser presentadora ni actriz ni siquiera periodista. Yo estudié la carrera de Derecho porque nunca pensé en ser artista. Estudié Derecho porque quería ir a la Universidad y quería ser independiente, ganar dinero, salir de casa de mis padres... Pero la vida me tenía reservada una sorpresa. Por una carambola, acompañé a mi hermana a un casting para presentar programas en la televisión y me lo dieron a mí. Tenía 20 años. Y ahí empezó todo. Y al Derecho le dieron morcillas. Por eso, yo creo en el destino.
¿Cómo sería un día de ocio perfecto para Vd.?
Soy feliz rodeada de mi familia y de mis amigos. Yo soy de no planificar demasiado el ocio. Antes sí programaba todo, porque si no, me entraba angustia. Pero he aprendido que a veces es mejor dejarse llevar. Y siempre me surgen planes espontáneos y estupendos. Además, tengo la suerte de contar con muchos amigos y mucha familia. Y siempre surge algo. Y también me gusta estar sola.
¿Qué pensaría hoy su bisabuela Pastora Imperio de usted?
Creo que estaría orgullosa de mí, porque la única que hoy se sube a un escenario de toda su descendencia soy yo. Y encima me llamo como ella. Siento que ella está conmigo y que está ahí.
¿Cree que podemos hacer más gestos a favor del planeta?
Sí. Hay que apostar por un mundo más limpio. Debemos tomarnos la vida de otra manera. Estar vivo no es sólo viajar, también es leer, estar con los amigos, pasear... La gente se ha enloquecido con los viajes para colgarlos en las redes. Es un poco locura, sobre todo desde el final de la pandemia. En Madrid no se puede andar y el turismo está convirtiendo las ciudades en basureros. Como sigamos así, se va a volver contraproducente.