"Los gasoductos de gas natural actuales podrían convertirse en los gasoductos de gas renovable del mañana" | Didier Holleaux, presidente de Eurogas



Con una carrera que abarca más de tres décadas a la que suma su rol como presidente de Eurogas, asociación que representa a 74 empresas y asociaciones del sector del gas en 24 países europeos, Didier Holleaux está en una posición privilegiada para hablar sobre el papel del gas en la transición energética de Europa hacia una economía baja en carbono. En esta entrevista, exploraremos su visión sobre el futuro del gas en Europa, los desafíos regulatorios y políticos que enfrenta el sector y cómo la industria puede contribuir a los objetivos climáticos de la Unión Europea.

Por Juan Carlos Giménez

Eurogas se fundó hace más de 30 años, en 1990. ¿Cómo ha evolucionado el sector gasista en las tres últimas décadas?

El sector se ha adaptado a numerosos retos y cambios a lo largo de los años. Sin embargo, ninguno se acerca a lo que hemos visto recientemente. La emergencia climática es un reto global de proporciones sin precedentes. La invasión de Ucrania y las crisis de abastecimiento han añadido un nuevo nivel de complejidad. Estos retos, y el impulso para descarbonizar y descentralizar los sistemas energéticos, exigen innovación y nuevas ideas. Esto abarca desde el despliegue de tecnologías, como el biometano y el hidrógeno, hasta las formas en que respondemos a un panorama político que cambia rápidamente, como las medidas de emergencia que hemos experimentado desde que comenzó la guerra en Ucrania.

¿Cómo ha evolucionado la propia asociación en este tiempo?

En los últimos años hemos visto mucha más innovación y nuevas ideas en Eurogas. Cuando fui elegido presidente de Eurogas por primera vez, nos encontrábamos en medio de una pandemia mundial. Trabajamos duro para garantizar el suministro continuado de gas a nuestros clientes y también tuvimos que seguir avanzando con los planes Fit for 55 y el Gas Package. Eurogas fue la primera asociación en reclamar objetivos para el gas renovable y la descarbonización general del gas en Europa, ideas que hoy vemos adoptadas por la Comisión Europea y el Parlamento.

La invasión de Ucrania y sus repercusiones en la seguridad del suministro nos obligaron a pensar con originalidad y a adoptar un enfoque más consensuado con una variedad de stakeholders. Hemos trabajado mucho en la compra conjunta y los objetivos de almacenamiento, cuestiones que Eurogas no suele promover. Hasta ahora, estas cuestiones van en la buena dirección, pero si algo nos han enseñado los últimos años es que debemos seguir avanzando rápido en materia de clima y seguridad energética en la UE: es poco probable que el camino por recorrer sea más sencillo que el de los últimos tres años.

Con 74 empresas miembros de 24 países, ¿considera que Eurogas ha alcanzado un grado óptimo de representatividad?

Conviene recordar que entre los miembros de Eurogas se encuentran agentes del sector del gas de los sectores mayorista, minorista, distribución y transporte. Mantenemos nuestra ambición de descarbonizar por completo el sector del gas mucho antes de 2050 y eso significa escalar rápidamente el biometano, el hidrógeno y la captura, almacenamiento y uso del carbono (CCUS por sus siglas en inglés), junto con soluciones digitales para reducir las emisiones de metano en la cadena de valor. Eurogas colabora con todo tipo de stakeholders, como think tanks, ONG y universidades, así como con los responsables políticos. También cabe destacar que la Comisión Europea ha declarado a Eurogas como la asociación gasista más representativa en el contexto del Diálogo Social con los Sindicatos y seguimos siendo el interlocutor en ese proceso crucial.

Esto es importante para nosotros porque, en nuestra calidad de representante de la patronal del sector del gas, podemos proseguir las negociaciones sobre un posible Acuerdo Marco Europeo para una Transición Justa de los trabajadores y las empresas del sector del gas. Hemos mantenido conversaciones con los representantes sindicales industriAll y EPSU, y seguimos trabajando con ellos para situar a las personas en el frente y en el centro de la transición energética. Pero, por supuesto, continuamos trabajando para ser cada vez más representativos, así que acogeríamos con satisfacción una representación aún más amplia de todos los países.

La guerra en Ucrania ha tomado el relevo del coronavirus como principal asunto de la agenda política internacional, y el sector energético y, en particular, el del gas, se encuentran entre los más concernidos

La invasión rusa de Ucrania es un acto terrible y brutal. Para ser claros, el aspecto humano de esta tragedia es el más estremecedor y no ha hecho sino aumentar el sufrimiento tras la pandemia. Seguimos comprometidos con la solidaridad con nuestro miembro ucraniano Naftogaz y apoyamos todos sus esfuerzos por seguir suministrando gas al pueblo de Ucrania en unas circunstancias verdaderamente terribles. Apoyamos plenamente la salida del gas ruso antes del final de la década; han demostrado ser un socio poco fiable. Por tanto, necesitamos diversificar urgentemente el suministro de gas, con volúmenes cada vez mayores de GNL. Este es ahora un reto importante y tenemos que construir infraestructuras que faciliten este cambio. Nadie debe confiarse ante los próximos inviernos. A pesar de los pasos constructivos que han dado la industria y las instituciones de la UE, sigue habiendo motivos de preocupación, como contar con un suministro suficiente para pasar un invierno frío o una crisis de suministro inesperada.

 

¿Está Europa en vías de diversificar sus fuentes de suministro para garantizar la seguridad del abastecimiento?

No cabe duda de que la Unión Europea ha dado pasos adelante para reducir el consumo de gas ruso y diversificar sus fuentes de energía. De hecho, desde Eurogas apoyamos plenamente la ambición de las propuestas de la Comisión Europea de ser independientes del gas ruso antes de 2030. El Plan REPowerEU presentado por la Comisión Europea ha tenido un comienzo alentador. Los objetivos para el biometano y el hidrógeno en la iniciativa RePowerEU fueron muy bien acogidos.  Lo que falta de momento es que esa ambición se traduzca en objetivos legislativos, pero aún hay tiempo para ello. Es importante mencionar que hay algunas medidas que sólo deberían considerarse como una respuesta de emergencia (a muy) corto plazo; el cambio de gas a otros combustibles fósiles, por ejemplo, es algo que debería revertirse lo antes posible.

¿Cuáles son las alternativas al gas ruso? ¿Cuánto tiempo se tardará en abandonar el suministro ruso?

Está claro que los socios fiables desempeñan un papel en el suministro de gas en forma de GNL y por gasoducto, respectivamente. Para cubrir los huecos, la UE claramente se está esforzando por diversificar las fuentes de las que importamos. Lleva tiempo, pero debemos movernos con rapidez porque es necesario que esto ocurra cuanto antes.

La alternativa del gas natural licuado (GNL) importado por mar va ganando peso en detrimento del suministrado directamente por gasoducto. ¿Cuál es su opinión al respecto?

La invasión rusa de Ucrania ha complicado aún más el complejo panorama energético mundial.  El mayor proveedor de Europa por gasoducto ya no es una opción para nosotros. En ese sentido, el GNL se está convirtiendo en una parte mucho más relevante de nuestro mix energético. Seguiremos teniendo gas canalizado de otros países, con Noruega convertido en el mayor proveedor de gas natural de Europa durante algún tiempo.

¿Qué opina de las medidas extraordinarias adoptadas por la Comisión Europea para proteger a los hogares y las industrias de la UE?

Está bien que, en circunstancias extraordinarias, se tomen medidas de emergencia para apoyar a los hogares y las industrias: es lo que esperamos como ciudadanos de la UE. En una situación sin precedentes simplemente no es posible ceñirse a las posiciones tradicionales como industria. Debemos ser constructivos y ágiles. Los clientes y las comunidades confían en ello, y seguimos colaborando con las instituciones europeas para garantizar que nuestro enfoque siga siendo constructivo.

Independientemente del elemento perturbador del conflicto en Ucrania, ¿cuáles considera que son los principales retos a los que se enfrenta actualmente el sector del gas en Europa?

Estamos trabajando paralelamente para alcanzar el doble objetivo de la neutralidad climática de aquí a 2050 y la mejora de la seguridad energética del continente europeo. Evidentemente, el imperativo climático es urgente y nuestra labor en ese frente es incesante: trabajamos para sustituir el gas natural sin captura de carbono mucho antes de 2050, desarrollamos mercados de biometano e hidrógeno y abogamos por reducir las emisiones de metano en toda la cadena de suministro de gas. En cuanto a la seguridad energética, trabajamos para garantizar que la Unión Europea disponga de las moléculas que necesita para proporcionar energía y calefacción a hogares e industrias, mediante la búsqueda de una amplia gama de proveedores.

También vemos un tercer objetivo: garantizar la competitividad de las industrias de toda Europa, que necesitan unos costes energéticos estables, seguros y competitivos para mantener la base industrial y el empleo. Hemos visto las terribles consecuencias de la desindustrialización y el declive que supone para comunidades de todo el continente. Por eso, precisamente, la contribución del sector del gas a la descarbonización debe producirse en el contexto de una Transición Justa que ofrezca a los trabajadores y a las personas la oportunidad y los medios para recualificarse, reciclarse, "capacitarse" y contribuir al crecimiento de tecnologías y sectores sostenibles.

¿En qué medida pueden encontrarse soluciones a través de una mayor integración de las redes de distribución entre los Estados miembros de la UE?

Vemos todo tipo de posibilidades de integración de las redes en beneficio de los consumidores y los hogares. En general, la crisis energética debería generar mejores infraestructuras y más cooperación entre los Operadores de los Sistemas de Transmisión (TSO) y los Operadores de los Sistemas de Distribución (DSO) a través de las redes de biometano e hidrógeno. Vemos un gran valor en los grandes proyectos para los gases renovables, como por ejemplo el enlace Barcelona-Marsella.

A nivel más local, sin duda necesitamos una mayor integración del sector energético entre la electricidad, el gas, el hidrógeno, la calefacción urbana y la refrigeración.

Y utilizando biometano e hidrógeno, los hogares pueden contribuir a aumentar la demanda de gas renovable, lo que a su vez ayudará a descarbonizar las redes y la calefacción. Consideramos que las redes energéticas deben utilizarse de forma "ascendente", para impulsar la demanda de calefacción y energía renovable.

En su opinión, ¿cuáles son los factores que frenan la consecución de un auténtico mercado interior europeo del gas?

El mercado del gas actual permite un equilibrio que garantiza la estabilidad de consumidores y proveedores. Durante la crisis energética hemos visto que, con este mercado, y de la mano de medidas de emergencia cuidadosamente aplicadas, hemos sido capaces de manejar las turbulencias en el suministro y mantener las luces de Europa encendidas. Creo que debemos tener cuidado con las repercusiones a largo plazo de estas medidas de emergencia, para no desequilibrar el funcionamiento del mercado del gas. Las medidas de emergencia no deben convertirse en permanentes.

Al mismo tiempo, debemos reconocer que el mercado ha establecido un precio y nos ha permitido evitar el colapso de la red de gas, aunque el precio estuviera manipulado por Rusia y fuera muy superior al que pagaban los competidores del noreste asiático o Estados Unidos. Si la reforma en curso del mercado de la electricidad tiene éxito, quizá tengamos que pensar también en una reforma del diseño del mercado del gas en el futuro.

Otras áreas de mejora serían sin duda la necesidad de acelerar la descarbonización del sector. En pocas palabras, necesitamos incorporar el hidrógeno y el biometano al mercado, porque un mercado descarbonizado y descentralizado es bueno para el clima y para la seguridad energética.

¿En qué medida puede contribuir el sector del gas a este objetivo a la descarbonización?

El sector del gas va a desempeñar un papel fundamental. El objetivo de la UE de neutralidad climática para 2050 supone que las principales señales para la industria y los inversores estén en marcha. A corto plazo, el cambio del carbón al gas por parte de los usuarios industriales de energía puede ser una táctica útil para reducir inicialmente las emisiones. Pero esto no debe ir en detrimento del desarrollo de los mercados del biometano, el hidrógeno y el gas renovable. De hecho, estos despliegues son cada vez más posibles gracias a los objetivos del Plan REPowerEU y al creciente atractivo de los nuevos combustibles gaseosos. Al fin y al cabo, no sólo reducen las emisiones, sino que, como ya he dicho, crean oportunidades para las comunidades e industrias de casi todos los países europeos.

¿Qué papel juegan las infraestructuras gasistas en el desarrollo de los gases renovables?

Como prevemos el fin del gas natural sin captura de carbono mucho antes de 2050, debemos buscar formas rentables de ampliar los mercados de gas renovable: eso significa utilizar la infraestructura y los gasoductos que tenemos a nuestra disposición. Los gasoductos de gas natural actuales podrían convertirse en los gasoductos de gas renovable del mañana, transportando combustibles neutros en carbono para calentar hogares y suministrar energía a comunidades y empresas.

Los alentadores avances que vemos en la captura, utilización y almacenamiento de carbono deben desplegarse en toda la UE. Esto implica también el desarrollo de infraestructuras de transporte (transfronterizas) de CO2, a través de todos los modos de transporte.

¿Cómo ve el futuro del gas natural en el transporte y la calefacción?

En el transporte ya estamos viendo que los combustibles neutros en carbono pueden alimentar los vehículos de transporte de mercancías y pasajeros por carretera, con un enorme margen para el desarrollo de nuevos sectores empresariales, como el del transporte marítimo.

En cuanto a la calefacción de hogares y comunidades, el papel que tradicionalmente se reservaba al gas natural dará paso a gases renovables, que son neutros en carbono y ofrecen a los consumidores la opción que buscan en términos de comodidad y compatibilidad con los aparatos.

¿El almacenamiento de energía será fundamental para evitar otra crisis energética?

En términos almacenamiento, los combustibles gaseosos tienen un papel vital que desempeñar para garantizar el suministro energético de muchos países europeos y, de hecho, de todo el continente. El almacenamiento es importante en todas partes. Yo añadiría que, en países como España, podemos prever periodos de alta producción renovable que se conviertan en hidrógeno verde y se almacene. No sólo se puede almacenar gas natural para los hogares y las empresas, sino también gases renovables. Es crucial recordar esto.

¿Cómo trabaja el sector para reducir las emisiones de metano derivadas del transporte de gas?

Las realidades geopolíticas a las que nos enfrentamos nos obligan a importar GNL para garantizar la seguridad energética. Si esto es lo que hay que hacer, el sector del gas de la Unión Europea debe colaborar con el de Estados Unidos y otros países para reducir las emisiones de metano. No debemos escondernos de este deber. Necesitamos las moléculas más limpias posibles, por lo que una mejor medición y notificación de las emisiones de metano es un precursor esencial para reducir dichas emisiones. Años de experiencia y la aplicación de tecnologías avanzadas lo están haciendo realidad. Eso, y la cooperación internacional, son esenciales.