El sector gasista, pilar para una transición real, justa y eficiente para todos | Joan Batalla, presidente de Sedigas



En Sedigas siempre hemos defendido la transformación del modelo energético para hacerlo más sostenible, apostando por la innovación, colaborando ejemplarmente con todas las administraciones públicas, y reivindicando la adaptabilidad de la infraestructura gasista existente para vehicular los distintos tipos de gases renovables. Todo ello para lograr el anhelado objetivo Net-Zero en 2050, y hacerlo de una manera pragmática y realista.

El gas natural aún juega (y lo seguirá haciendo en los próximos años) un papel indispensable en el panorama energético, ofreciendo una fuente de energía menos contaminante en comparación con otros combustibles tradicionales para muchos sectores productivos, que no cuentan con otras alternativas más sostenibles para atender sus necesidades energéticas.

Como pone de manifiesto un reciente informe elaborado por PwC y Sedigas, "Estudio sobre la evolución de la demanda de gas natural industrial en el actual contexto energético", el gas natural representa el 55% del consumo total de energía de la industria española, desempeñando un papel fundamental en sectores tan capitales para nuestra economía como son el refino, el químico-farmacéutico o la construcción, entre otros​​.

La industria requiere, por tanto, de soluciones energéticas que combinen sostenibilidad, eficiencia y seguridad. Los gases renovables no solo permitirán satisfacer estas necesidades, sino que además constituyen la alternativa más viable en ciertos sectores gas-intensivos, que requieren altas temperaturas y que tradicionalmente han dependido de combustibles fósiles. Esto se refleja especialmente en el potencial de electrificación de diversos sectores industriales, que, según el citado estudio se sitúa entre un 0% y un 5%, lo que evidencia la insuficiencia de la electrificación como estrategia única de descarbonización y la necesidad de desarrollar todo el potencial de producción disponible tanto de biometano como de hidrógeno. Además, la integración de estos gases en la matriz energética industrial es fundamental para mantener la competitividad de España a nivel internacional, ya que contribuye a mitigar el impacto de la volatilidad de los precios de los combustibles fósiles.

La transición hacia fuentes de energía renovables para esos sectores es ya posible. Los gases renovables como el biometano y el hidrógeno renovable emergen como alternativas viables debido a su versatilidad, potencial de desarrollo y capacidad para garantizar un suministro continuo y estable. Recordemos que estos gases pueden además integrarse en la infraestructura existente, lo que representa una oportunidad única para avanzar más rápido hacia la sostenibilidad sin comprometer la eficiencia industrial. En este sentido, el biometano es 100% compatible con toda la infraestructura gasista existente y con todos los equipamientos de los usuarios finales. En cuanto al hidrógeno renovable, basta con remitirse al estudio CavendisH2, realizado por Sedigas con la colaboración de Bip Consulting, que refleja la viabilidad técnica y económica de incorporar al menos hasta un 20% de hidrógeno renovable en la red de gas actual, con una inversión mínima para su adecuación.

El sector agroganadero, principal actividad económica en las zonas rurales y crucial para la seguridad alimentaria de toda sociedad, se enfrenta también al reto de reducir sus emisiones. El biometano se presenta aquí como la solución perfecta. James Watson, secretario general de Eurogas, declaraba recientemente que “todos los subproductos derivados de su actividad pueden servir para generar energía, dándoles así un valor y aumentando los ingresos generados por la actividad tradicional”. Los agricultores y ganaderos son, por tanto, parte de la solución, no del problema, contribuyendo con este sistema no sólo a la descarbonización de su propio sector, sino promoviendo también la economía circular y un desarrollo rural sostenible.

Tampoco debemos olvidarnos de los hogares. La descarbonización del sector doméstico es igualmente crucial, con el sector gasista ofreciendo tecnologías probadas para reducir las emisiones térmicas, con la sustitución de sistemas tradicionales de calefacción por calderas de condensación de alta eficiencia, compatibles con gases renovables. Es vital en este momento, además, diferenciar entre tecnologías y tipos de combustibles, evitando la desinformación y reconociendo a los gases renovables como soluciones viables y limpias.

En contra de la desinformación propagada en las últimas semanas, el texto aprobado por el Parlamento Europeo sobre la Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios (EPDB, por sus siglas en inglés)no determina, en ningún caso, un escenario de prohibición de las calderas de gas, sino que abre la puerta a la diferenciación entre tipos de combustibles y tecnologías aplicadas en la calefacción de las viviendas. La nueva normativa, una vez ratificada por el Consejo, permitirá la utilización de las calderas en el futuro, siempre y cuando estén preparadas para funcionar con gases renovables. De hecho, esta directiva solo establecerá restricciones al uso de combustibles fósiles en este tipo de tecnologías a partir de 2040, dejando la puerta abierta al uso de biometano e hidrógeno renovable. Esto supone que las calderas seguirán teniendo un papel determinante en la descarbonización de los edificios en nuestro país durante los próximos años.

Será imperativo unir esfuerzos entre asociaciones, empresas y administraciones para transformar esta visión en una realidad, asegurando de esta manera un futuro energético sostenible, seguro y justo para todos.