Por Juan Carlos Giménez
¿Cómo afronta su nombramiento como nueva presidenta del Think Tank del Hidrógeno de Sedigas?
En primer lugar, quiero agradecer profundamente la confianza que Sedigas y todos los asociados han depositado en mí para liderar este apasionante reto. Mi objetivo principal será continuar el excelente trabajo realizado por mi predecesor, Javier Fernández, y centrarme en impulsar el desarrollo del hidrógeno renovable como un vector clave para la descarbonización de la economía española, dando toda la visibilidad que sea posible a los hitos que alcancemos.
¿Cuáles serán sus objetivos al frente de este laboratorio de ideas?
Acabo de ser nombrada y quiero empezar por hablar con todos los agentes del Think Tank y entender su visión, obtener feedback del trabajo realizado hasta hoy y ponernos nuevos objetivos. Hay retos claros como, por ejemplo, la trasposición de la Directiva de Gases Renovables en lo que se refiere al hidrógeno, u otros, derivados de todos los avances que las compañías han estado desarrollando estos últimos años alrededor de toda la cadena de valor. De todas estas experiencias tenemos que conseguir aprender y proponer juntos, desde la realidad y la experiencia, para conseguir que este vector sea una realidad competitiva para España. Tenemos que pensar en los siguientes pasos y cómo conseguir que éstos generen de verdad un impacto de avance: regulatorios (con Sandboxes), pilotos de mercado, de estructuración de las ayudas, …
¿Qué proyectos tiene en marcha el Think Tank?
Como decía, lo primero que quiero hacer es escuchar a quienes han estado liderando y trabajando en los grupos de trabajo del Think Tank hasta hoy. Hasta ahora, ha estado muy orientado al blending de hidrógeno en la red de gas natural. No relegando este objetivo, sino desarrollándolo más allá, y buscando los próximos pasos relevantes para la implementación del mismo, en esta nueva etapa creo debe, además, ampliar sus objetivos, recogiendo los retos vinculados a su desarrollo en redes dedicadas a vehicular 100% hidrógeno renovable.
¿Hay algún área de actividad específica que le gustaría impulsar o alguna novedad que desearía introducir?
Hasta ahora, el Think Tank se estructuraba en tres grupos de trabajo: el regulatorio, el de infraestructuras y el de utilización y consumo. Veremos si tiene sentido, por ejemplo, ampliarlos para que exista además uno ligado a sus ‘economics’ (precios de la generación y comercialización) o si debemos colaborar, de alguna manera, con otras iniciativas de terceros como las que han puesto en marcha MIBGAS al respecto. También tenemos que ver de qué manera podemos integrar al Observatorio Tecnológico del H2 que está promoviendo Enagás, que estoy segura nos ofrecerá oportunidades para compartir conocimiento y práctica real al Think Tank.
¿Qué papel puede jugar una entidad de esta índole a la hora de impulsar este nuevo vector energético?
Para mí el éxito del Think Tank a futuro pasa por que seamos capaces de proponer “Soluciones Consensuadas para el Avance”. Poder juntar en una misma mesa a los distintos actores relevantes que hoy en día apuestan por el desarrollo de este vector, es una de las claves, para compartir, desde la experiencia de cada uno, soluciones de avance. Además, el regulador y la administración forman parte del Think Tank y tenemos que ser capaces de hacer que eso sea una ventaja diferencial para el avance de las propuestas. Hay que tratar de darle continuidad a lo desarrollado por el Grupo Asesor del Ministerio para el hidrógeno renovable, eso sí, tratando de conseguir alcanzar acuerdos, porque las propuestas acordadas tienen un valor mayor a las individuales o a las opiniones al margen.
Un mensaje muy importante para mí es que el Think Tank no pretende ser la recopilación de todas las opiniones individuales, sino un grupo de compañías y reguladores buscando soluciones consensuadas. Europa ha resuelto muchas de las dudas que podían existir respecto de los modelos para el desarrollo de esta economía y, de acuerdo con esos principios básicos, ahora toca construir. Y construir como estamos acostumbrados en este sector, desde la seguridad técnica y la propuesta de soluciones eficientes que hagan que el hidrógeno se desarrolle de la misma manera que hemos sido capaces de desarrollar anteriormente la economía del gas natural, aprovechando todo ese conocimiento y desde el entendimiento de las sinergias que a futuro ofrecerán los gases renovables.
¿Cree que el hidrógeno concita suficiente consenso entre todos los grupos de interés que son necesarios para su desarrollo?
Creo que el hidrógeno está ganando un consenso creciente entre los diversos grupos de interés y en los últimos años se han dado grandes pasos en este sentido, pero aún queda camino por recorrer. El hidrógeno es parte de la solución para la descarbonización de distintos sectores, pero todavía está lejos de conseguir que sus ‘economics’ funcionen para el cliente final en el sector industrial, sin ayudas. Por eso es clave conseguir la máxima colaboración y consenso entre los diferentes actores de la cadena de valor para su materialización y poder posicionar proyectos ganadores en las subastas y esquemas de ayudas públicas.
De la administración se necesitan dos cosas, una, diseñar programas de ayudas que hagan que el vector se desarrolle donde tiene más sentido desde una perspectiva de competitividad industrial; y dos, diseñar políticas y regulaciones que faciliten su adopción y desarrollo, esto es, por ejemplo, que la inversión en las infraestructuras que a futuro será seguro regulada, porque eso ya lo ha definido así Europa, tenga la mayor visibilidad o incluso se regule lo antes posible, para que se facilite la decisión de inversión en las mismas.
¿Están siendo receptivas las administraciones públicas, en todos sus niveles, a la hora de atender los requerimientos e impulsar los cambios normativos que requiere el desarrollo del hidrógeno?
Todo lo que compete al hidrógeno renovable viene muy marcado y predefinido desde Europa, tanto las ayudas como la normativa. Ahora que el ‘Paquete de Gas’ ya se ha aprobado toca mover ficha a nivel nacional y ahí estaremos para proponer y ayudar a las administraciones a trasponerla. De la misma manera, para la estructuración de los programas de ayudas, daremos nuestra opinión sobre las bases y programas que se presenten. Porque es cierto que muchas cosas vienen definidas desde Europa, pero también es cierto que existen grados de libertad a nivel nacional, y que tenemos que ser muy inteligentes en su implementación, para ganar esta carrera europea, donde la competitividad de la industria va a ser una pieza clave.
¿Cree que la cuantía de las inversiones necesarias para desarrollar o poner a punto las infraestructuras necesarias puede representar un problema?
No creo que la inversión para el desarrollo o puesta a punto de las infraestructuras necesarias vaya a ser un problema; de hecho, como señalado, el desarrollo del hidrógeno renovable y el despliegue de las mismas va a tener lugar de manera progresiva, acompasado al del escalado de su producción y, por tanto, su disponibilidad y consumo final. Ahora bien, es cierto, que cuando hablamos del desarrollo de infraestructuras en un entorno de demanda incipiente y en ausencia de retribución regulada, será necesario que planteemos estructuras a las administraciones públicas que reduzcan el riesgo de desarrollo de las mismas, hasta que éstas sean definitivamente reguladas, o bien, que se dé visibilidad, lo antes posible, del marco regulatorio que regirá el desarrollo de las mismas.
¿Están los agentes del sector en disposición de asumirlas?
Los agentes del sector están dispuestos a desarrollarlas y a adaptar las actuales cuando eso sea necesario, y muestra de ello son los proyectos de investigación, los pilotos y los desarrollos que están llevando adelante para estar bien preparados para afrontar los retos técnicos y tecnológicos venideros.
¿Existen ya países que puedan ser tomados como ejemplo de buenas prácticas en el desarrollo del hidrógeno?
Aunque el desarrollo del hidrógeno renovable está en una fase incipiente a nivel global, ya existen países que están liderando el camino con buenas prácticas, tanto en el despliegue de ayudas, como EEUU, o en el ‘derisking’ de las inversiones en infraestructura, hasta que éstas sean reguladas, como Alemania.
¿Qué potencial tiene España para liderar el mercado europeo del hidrógeno?
España tiene el potencial para convertirse en un referente en este ámbito, gracias a nuestras condiciones favorables para su producción y el compromiso decidido y ‘know-how’ de nuestras empresas. En este contexto, España puede aprovechar sus particularidades y aprender del camino recorrido hasta el momento por otros países para aplicar estrategias propias en el desarrollo del hidrógeno, posicionándonos como un líder en Europa y en el mundo, y aprovechando ese liderazgo para aportar un factor de competitividad diferencial a nuestra industria.
Algunos de los ejemplos que muestran el potencial de España como hub futuro son los proyectos actualmente identificados en España para la asignación de ayudas IPCIs, el avance del desarrollo de los corredores del hidrógeno, o que seamos el país con más proyectos adjudicatarios de la subasta del Banco Europeo del Hidrógeno. Ahora bien, de lo bien o mal que aprovechemos esta oportunidad en el corto plazo dependerá el tamaño de la oportunidad futura, así que tenemos que compartir una visión clara para negociar bien estos posicionamientos en el seno de la Unión Europea e implantarlos adecuadamente en España.
¿Cuáles diría que son los retos más inmediatos que debe afrontar el sector gasista español de cara a poner las bases para un adecuado desarrollo de la economía del hidrógeno?
Diría que uno de los principales retos que tiene el sector del gas es visibilizar, primero, que la descarbonización de la demanda actual de gas natural es posible a través de los gases renovables, biometano e hidrógeno, segundo, que la infraestructura actual de gas natural es la palanca para hacerlo de la manera más eficiente y más realista para la consecución de los objetivos de descarbonización y tercero, que además puede ayudar a despegar y maximizar las oportunidades que el vector del hidrógeno renovable traerá consigo. El sector del gas facilitará la seguridad y la garantía de suministro al nuevo sistema del hidrógeno y tendrá también que afrontar los retos ligados a la planificación y coordinación necesarias entre los distintos sistemas energéticos en el futuro. Y, por último, pero no menos importante, el sector del gas tendrá que, desde la experiencia y conocimiento que tiene del gas natural, adaptar la normativa, las infraestructuras y la operativa, cada uno desde su posición actual, al nuevo rol que desarrollará en el mercado del hidrógeno renovable, aplicando todas las sinergias posibles al mismo.
En diversos estudios se ha avanzado el potencial posicionamiento de España como primer gran hub europeo del hidrógeno renovable. ¿Se dan realmente las condiciones para hacer realidad este escenario?
Sin duda. España cuenta con condiciones excepcionales para convertirse en el primer hub europeo del hidrógeno renovable, y esto supone en sí mismo distintas oportunidades para el país, por ejemplo, una descarbonización eficiente en costes para la industria, comparativamente con la industria de otros países, por su privilegiado posicionamiento en recurso renovable, por tanto, de retención y crecimiento industrial, si las políticas que se definen aprovechan esta ventaja competitiva. Otras oportunidades a tener en cuenta son la reindustrialización y recapacitación del capital humano e industrial alrededor de los retos tecnológicos que van a surgir a lo largo de toda la cadena de suministro del hidrógeno; y la exportación e independencia energética.
¿La inyección de hidrógeno en la red de gas es ya una realidad para la descarbonización?
El hidrógeno renovable ofrece una oportunidad de descarbonización inmediata a través del ‘blending’ o mezcla de hasta el 20% en la red de distribución. Esto nos ayuda a sustituir ya moléculas de gas natural por las de hidrógeno, a la vez que ayuda a los proyectos de producción el acceso a un mercado virtualmente enorme que puede facilitar su comercialización (‘offtaking’), algo que a día de hoy es la parte más compleja para que los proyectos de producción alcancen la fase final de decisión de inversión (su ‘FID’).
¿Contamos ya con suficientes estudios técnicos en torno al proceso de ‘blending’?
Desde las distintas compañías del sector, se ha avanzado mucho en demostrar la factibilidad de este. Por ejemplo, desde Nortegas se ha impulsado el proyecto H2SAREA, un proyecto pionero para la demostración real de mezcla hasta el 20% sin problemas en red de distribución. Sé que Redexis ha desarrollado proyectos innovadores en colaboración con otras compañías internacionales como el proyecto HIGGS, también alrededor del blending de H2 con gas natural, y que Nedgia está desarrollando también en Lugo un proyecto similar con Norvento.
¿Cuáles serían sus límites actuales, y cual la progresión esperable a medio y largo plazo?
Si el límite está en el 20% o más allá, es una pregunta que está en discusión ahora mismo, ya que, por ejemplo, tenemos pruebas en procesos industriales donde la mezcla hasta el 30% no genera ningún tipo de impacto negativo. En cualquier caso, como decía al principio, la parálisis por el análisis no es aconsejable si queremos aprovechar la oportunidad. Conseguir materializar el blending del 20% en red de distribución es algo que deberíamos perseguir como primer caso claro. Aquí sólo tenemos que conseguir adaptar la regulación para hacerlo posible, y el Think Tank trabajará para proponer soluciones a este respecto.
¿Cuánto tiempo tardarán las empresas y los hogares en adoptar el hidrógeno?
El hidrógeno 100% empezará en los valles industriales, donde la unión de distintos consumos en un entorno geográfico cercano, suministrado por redes de distribución dedicadas 100% a vehicular hidrógeno renovable, hará que la demanda se pueda concentrar y, por tanto, la producción escale. Este será un factor diferencial para lograr ofertar un precio competitivo a los sectores industriales y que estos puedan abordar la transformación paulatina de sus instalaciones productivas Una vez esa demanda se vaya incrementando, los valles se interconectarán con la red de transporte que les aportará una mayor competitividad y garantía de suministro por el acceso que ésta le otorgará a más proyectos de producción, ofreciéndoles además la posibilidad de exportar su producción a otros ‘offtakers’ y seguir escalando la producción.
Desde el punto de vista medioambiental y de seguridad, ¿están resueltos los problemas que pueda plantear el uso de mezclas de gas natural e hidrógeno, tanto en infraestructuras de transporte y distribución como en equipos de consumo?
Hasta ahora, los estudios y proyectos piloto han demostrado que el blending de hidrógeno con gas natural puede realizarse de manera segura y eficiente. Y esto no procede de papers internacionales que lo defienden, que también, porque hay mucha bibliografía al respecto, sino que procede de experiencias reales como las ya comentadas. Por ejemplo, en el proyecto H2SAREA, hemos aprendido, no sólo sobre la factibilidad de realizar esta descarbonización de forma segura, sino que, además, en las instalaciones domésticas, el blending del 20% de hidrógeno (H2) reduce las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y monóxido de carbono (CO) a la atmósfera, lo que hace que esta mezcla homogénea de gases tenga una combustión más limpia y más segura, para el medio ambiente y para nuestros clientes.
Por último, ¿algún mensaje para los agentes implicados en el desarrollo del hidrógeno?
El hidrógeno renovable tiene un papel fundamental en España para la descarbonización de la demanda actual de gas natural y puede además ser una oportunidad, de crecimiento para el mismo, pero a la vez tiene sus retos, dado su grado de madurez. Desde el Think Tank trataremos de dar soluciones prácticas a los mismos, con el objetivo de hacer de la manera más ágil y eficiente el desarrollo de este vector en España, compartiendo con el regulador y la sociedad en general todo el conocimiento, las propuestas y las experiencias desde el consenso y la colaboración. Cuento con las empresas del sector, los centros tecnológicos y el regulador para conseguirlo.