Esta decisión confirma la determinación de las naciones para poner fin a toda inversión en nueva generación de carbón a todos los niveles eliminando gradualmente la energía del carbón de las principales economías para 2030 y 2040.
La financiación se puede utilizar para acelerar el despliegue en la generación de energía limpia y para que se realice una “transición justa” que ayude a los trabajadores y las comunidades que actualmente dependen de esta industria.
Se estima que sería el fin de más de 40 GW de carbón en 20 países. Desde la ratificación del Acuerdo de París, ya se ha reducido un 76% el número de plantas de carbón nuevas y planificadas a nivel mundial, lo que equivale a la cancelación de más de 1000 GW de combustibles fósiles.
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