El Informe Draghi 2024 ha expuesto el reto crucial al que se enfrenta Europa: la descarbonización no puede comprometer la competitividad industrial. A medida que avanzamos hacia un futuro más renovable, el equilibrio entre sostenibilidad, seguridad y viabilidad económica es más necesario que nunca. En este contexto, el biometano emerge como una de las piezas clave que puede ayudar a España y Europa a lograr ambos objetivos.
El biometano no es una promesa futura, sino una realidad tangible. Con más de 20.000 plantas en operación en toda Europa, ya está demostrado que esta tecnología madura, segura y probada puede integrarse sin problemas en nuestras infraestructuras de gas actuales, lo que permite una transición sin la necesidad de inversiones millonarias. Esta tecnología ofrece beneficios concretos reales tanto a nivel socioeconómico como ambiental, garantizando seguridad de suministro y eficiencia energética. Nuestro país, con un potencial de producción de 163 TWh anuales, tiene la capacidad de cubrir hasta el 50% de la demanda de gas natural con este recurso energético.
Este vector energético ofrece un valor incalculable para la transición energética. Esta energía limpia no solo permite la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también maximiza el aprovechamiento de infraestructuras ya existentes, lo que hace que su integración sea económicamente viable y técnicamente sencilla. Además, su carácter renovable proviene de recursos locales como residuos agroindustriales, lo que refuerza su capacidad para complementar otras fuentes renovables en el mix energético sin necesidad de reemplazarlas y mejorando la gestión de estos de una forma sostenible.
Uno de los mensajes centrales del Informe Draghi es la necesidad de reducir los costes energéticos y acelerar la descarbonización, garantizando al mismo tiempo la competitividad. Draghi subraya que, en la carrera por cumplir los compromisos climáticos, Europa no puede permitirse dejar atrás su tejido industrial. Para lograrlo, es vital que se fomente el uso de soluciones tecnológicamente maduras y probadas como el biometano, que permiten avanzar en la descarbonización sin poner en riesgo la competitividad industrial.
Debemos tener en cuenta que la instalación de plantas de biometano no solo responde a la urgencia de descarbonización, sino que también es una oportunidad para dinamizar las zonas rurales y revitalizar la economía local. Cada planta es una fuente de empleo directo e indirecto, tanto en su construcción como en su operación y mantenimiento a largo plazo.
Para acelerar el despliegue de estas instalaciones resulta crucial que se eliminen las barreras regulatorias que actualmente ralentizan la implementación de nuevas plantas en nuestro país. La simplificación de los trámites administrativos y el desarrollo de incentivos claros son pasos indispensables para que España aproveche todo el potencial del biometano. No podemos olvidar que la transición energética supone una oportunidad para fortalecer nuestra soberanía energética y reducir la dependencia de fuentes externas.
Además, parte del éxito de fomentar la instalación de plantas de biometano también reside en contar con la "licencia social para operar" (LSO). Aunque no siempre se visibiliza de forma directa, la aceptación por parte de las comunidades locales es esencial para la puesta en marcha de infraestructuras energéticas. Las plantas de biometano, lejos de ser una amenaza, son una oportunidad de desarrollo sostenible.
Asimismo, el desarrollo de plantas de biometano no solo impulsará la creación de empleo, sino que también fortalecerá la economía de aquellas zonas donde estas instalaciones se ubiquen. Según estimaciones recientes, la construcción de más de 2.326 plantas a lo largo del territorio nacional, con una inversión de aproximadamente 40.500 millones de euros, tiene el potencial de generar hasta 62.000 empleos directos e indirectos en la operación y mantenimiento. Este impacto económico, sumado a la vida útil de estas plantas, que puede extenderse entre 25 y 30 años, asegura una fuente continua de inversión, recaudación de impuestos y empleo de calidad para las comunidades locales. La transición energética no solo se trata de sostenibilidad, sino de aprovechar oportunidades clave para revitalizar nuestras economías locales y reducir la dependencia energética externa.
Otro punto relevante que destaca el Informe Draghi es la necesidad de que Europa adopte un enfoque tecnológicamente neutral en su política energética. El biometano, junto con otras fuentes renovables, ofrece una solución que no solo contribuye a la descarbonización, sino que también mejora la competitividad industrial al reducir los costos energéticos y estabilizar los precios para los consumidores.
En este sentido, la versión aprobada esta semana del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2023-2030 mantiene el objetivo para el biogás en 20 TWh/a señalado en el borrador conocido en junio de 2023. A pesar de doblar el señalado en la Hoja de Ruta del Biogás (10,4 TWh/a), Sedigas ha señalado públicamente que resulta limitado y poco ambicioso: no está alineado con el potencial de producción técnico evaluado por el sector, ni con los objetivos europeos recogidos en REPowerEU y la Net Zero Industry Act. En este momento, atendiendo a las estimaciones de expresiones de interés de los promotores para conectar potenciales proyectos a la infraestructura gasista, la producción asociada superaría ya con creces la meta señalada en el PNIEC para el biometano en 2030 (29 TWh/a).
En conclusión, el impulso al biometano representa una oportunidad única para que España lidere la transición energética europea de manera competitiva, sostenible y socialmente responsable. La integración de este recurso en la matriz energética nacional no solo acelerará la descarbonización y fortalecerá la soberanía energética, sino que también fomentará el desarrollo económico de las zonas rurales y generará empleo de calidad a largo plazo. Es momento de eliminar todas las barreras administrativas, regulatorias, ... aprovechar el potencial de nuestras infraestructuras y apostar por soluciones maduras como el biometano. El futuro energético de España pasa por una apuesta decidida y equilibrada de fuentes renovables térmicas y eléctricas que potencien nuestra competitividad industrial y garanticen un desarrollo equilibrado, justo y sostenible para todos. |
Naiara Ortiz de Mendíbil Romo Secretaria General de Sedigas
|