Gases renovables para la competitividad y la seguridad energética

Hace unos días conocíamos las conclusiones del ‘Informe Letta’, un estudio diseñado para identificar las claves que garanticen la sostenibilidad del modelo económico y social del continente. En un momento tan complejo como el presente, la Unión Europea (UE) se enfrenta al desafío de mantener su competitividad mientras se navega la transición energética. Esta transición exige cambios estructurales profundos en nuestro modelo energético, todo ello mientras seguimos lidiando con los efectos de una reciente pandemia y un conflicto bélico que ha alterado significativamente el panorama geopolítico y económico.

En su análisis, el ex primer ministro italiano Enrico Letta subraya la importancia de las industrias estratégicas, especialmente la energética, para asegurar la seguridad económica y la competitividad de la UE. Para lograr estos objetivos, es necesario aumentar la producción de energía de manera más eficiente y sostenible, reduciendo los costos y minimizando el impacto ambiental.

Ante estos desafíos, desde el sector del gas seguimos reivindicando el potencial de los gases renovables, como el biometano y el hidrógeno verde, como piezas clave para garantizar la seguridad del suministro, la asequibilidad de la energía y, en última instancia, la competitividad de España y Europa. Los gases renovables no solo ofrecen una solución viable y sostenible para los retos actuales, sino que también pueden desempeñar un papel fundamental en la configuración del futuro modelo energético.

El biometano, en particular, representa una alternativa prometedora. Según el ‘Estudio de la capacidad de producción de biometano en España’ elaborado por Sedigas en colaboración con PwC y Biovic, nuestro país cuenta con un potencial de producción anual de 163 TWh. Esta cifra permitiría cubrir aproximadamente el 50% de la demanda nacional de gas natural, contribuyendo significativamente a reducir la dependencia energética del exterior, mejorar la balanza comercial y fortalecer la soberanía energética.

Es crucial destacar que las infraestructuras de gas existentes en España están preparadas para integrar estos nuevos vectores energéticos. Actualmente, las redes de gas pueden transportar biometano sin necesidad de modificaciones significativas y están capacitadas para operar con hasta un 20% de hidrógeno renovable con mínimas adaptaciones. Esto significa que nuestra infraestructura gasista, moderna y robusta, está bien posicionada para soportar la transición hacia una matriz energética más sostenible. España se destaca en Europa por su capacidad de almacenamiento y regasificación, lo que le permite adaptarse rápidamente a las necesidades del mercado y garantizar un suministro estable y seguro.

La necesidad de seguir impulsando los gases renovables se hace evidente cuando consideramos los objetivos establecidos por iniciativas europeas como “Fit For 55” y “REPowerEU”. Estas iniciativas establecen metas ambiciosas para el biometano, con un objetivo de hasta 35.000 millones de metros cúbicos para 2030, lo que equivaldría a cubrir entre el 85% y el 100% de la demanda de gas natural en Europa. Sin embargo, la última revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) en España muestra una falta de ambición preocupante, con una meta de solo 20 TWh anuales de biogás, equivalente a menos del 2% de la demanda de gas natural. Es imperativo que España ajuste al alza su objetivo y, de este modo, el sector propone un objetivo mínimo vinculante de 35 TWh de biometano, para alinearse así con las expectativas europeas que señalaban un potencial de hasta 47 TWh en el horizonte 2030.

En este contexto, nuestra asociación seguirá trabajando incansablemente para identificar y desarrollar nuevas vías que maximicen el potencial de producción de los gases renovables. Además, abogamos por el establecimiento de un marco regulatorio estable y predecible que promueva la neutralidad tecnológica y fomente metas más ambiciosas para vectores energéticos como el biometano.

Esta visión está alineada también con los principios de la reciente Declaración de Antwerp, que llama a poner un Pacto Industrial en el centro de la nueva Agenda Estratégica Europea. La declaración subraya la necesidad de claridad, predictibilidad y confianza en la política industrial europea para mantener empleos de alta calidad y garantizar una transición energética efectiva. Asimismo, enfatiza la importancia de una infraestructura robusta y adaptable, así como la colaboración entre sectores y fronteras para asegurar un suministro energético sostenible y resiliente. Los gases renovables, como el biometano y el hidrógeno verde, son cruciales para lograr estos objetivos, ya que pueden ser integrados en las redes existentes y contribuir significativamente a la descarbonización y la independencia energética.

No cabe duda de que todas estas cuestiones ocuparán un lugar central en nuestra próxima Reunión Anual, la número 50. Esta cifra tan significativa merece un debate a la altura de los desafíos y oportunidades que enfrenta nuestro sector. En un momento en el que nuestra industria tiene tanto que aportar para reconfigurar un modelo económico e industrial competitivo y sostenible, es crucial que nos enfoquemos en desarrollar soluciones que no solo respondan a las necesidades actuales, sino que también preparen el terreno para un futuro más limpio y eficiente.

En conclusión, los gases renovables son esenciales para asegurar la competitividad y la seguridad energética de España y Europa. La infraestructura existente, el potencial de producción y las metas propuestas demuestran que estamos en una posición privilegiada para liderar esta transición. Es momento de elevar nuestra ambición y trabajar juntos para construir un futuro energético más sostenible y resiliente. La Declaración de Antwerp nos guía en este camino, recordándonos la importancia de la cooperación y la integración para alcanzar un modelo energético verdaderamente sostenible y robusto.

Naiara Ortiz de Mendíbil Romo
Secretaria General de Sedigas