El cierre del periodo de alegaciones al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2023-2030 en España ha marcado un punto de inflexión en el calendario del sector energético, que empieza a poner la vista ya en el escenario resultante posterior a la aprobación definitiva prevista para el verano de 2024.
Desde Sedigas hemos participado activamente en esta revisión aportando en el proceso de consulta pública toda una batería de recomendaciones para que el plan definitivo sea capaz de plasmar unos objetivos climáticos y energéticos alineados con las capacidades y oportunidades reales del país, y con la ambición europea recogida en las iniciativas “Fit For 55” y “REPowerEU”.
Reiteramos, entre otros aspectos, la necesidad de políticas públicas pragmáticas que favorezcan la neutralidad tecnológica, la seguridad de suministro y la competitividad de nuestro tejido productivo. En este momento, nos encontramos con un plan orientado a una electrificación renovable masiva en detrimento de otras tecnologías también renovables, que pueden contribuir desde este momento, y de forma eficiente, a la sostenibilidad y a la reducción de emisiones de nuestro modelo energético.
Un ejemplo es la oportunidad que tenemos para avanzar en la descarbonización del sector residencial a través de los sistemas de calefacción basados en las calderas de condensación de alta eficiencia. Estas permiten reducir no solo el consumo de energía, sino además reducir las emisiones de la mano del biometano o el hidrógeno renovable.
Tampoco dejamos pasar la oportunidad para subrayar de nuevo las ventajas del gas natural respecto de otros combustibles más contaminantes, puesto que hablamos de una solución flexible, segura e inmediata para avanzar hacia los objetivos de emisiones netas cero en 2050.
En particular, en lo relativo al fomento de los gases renovables, señalamos la falta de ambición en los objetivos propuestos para el biometano, que ni reflejan el potencial estimado para España, ni están en consonancia con los objetivos impulsados por Bruselas en el horizonte 2030 para eliminar nuestra dependencia energética de Rusia y de reducción de las emisiones de la mano, entre otros vectores, del biometano.
Es precisamente el sentido de la oportunidad lo que hace que el borrador haya sido recibido con enormes reservas por parte del sector, que considera que, con su meta de 20 TWh anuales de biogás (equivalente en términos de biometano a menos de un 2% de la demanda de gas natural), establece unos objetivos muy limitados y nos aleja de países como Alemania y Francia, líderes en el fomento de este vector para la descarbonización.
No olvidemos que la Comisión celebraba la alta capacidad de producción que puede llegar a alcanzar España, cifrándola en aproximadamente 4.100 millones de metros cúbicos al año en 2030, o 47,7 TWh, lo que permitiría sustituir hasta el 13% de nuestro consumo actual de gas natural. Y la cifra se queda incluso corta si atendemos al potencial cifrado por el ‘Estudio de la capacidad de producción de biometano en España’ elaborado por Sedigas, que traduce el potencial en una capacidad de generación estimada de 163 TWh, equivalentes al 45% de la demanda anual de gas natural.
Por todos estos motivos, el PNIEC debería dar el necesario impulso al biometano para contribuir a la consecución también de los objetivos marcados por la Comisión Europea de 35.000 millones de metros cúbicos en 2030; y por eso abogamos por elevar la ambición fijando un objetivo mínimo vinculante de 35 TWh de biometano para España en ese horizonte temporal.
Los días 3 y 4 de octubre estaremos presentes en el III Salón del Gas Renovable, en Valladolid, donde se pondrá de manifiesto una vez más las enormes oportunidades de desarrollo que se abren para el sector gracias a los avances tecnológicos y el interés de los inversores que reconocen el relevante potencial de producción de nuestro país. Estaremos muy pendientes de las ideas y proyectos que presenten las empresas y expertos del sector para la puesta en marcha de nuevos proyectos en España.
Además, Sedigas sigue demostrando su compromiso con estas soluciones energéticas sostenibles con acciones como su adhesión a la European Biogas Association (EBA), organización que promueve el despliegue de la producción de biogás y biometano en el continente europeo, y que ya cuenta con una red de casi 250 asociaciones nacionales y otras organizaciones que cubren toda la cadena de valor de esta industria. Esta acción abre la puerta a Sedigas y a sus asociados a colaborar más estrechamente con otros profesionales que comparten los mismos objetivos e intereses.
En definitiva, el reto de la descarbonización es mayúsculo y no podemos permitirnos prescindir de ninguna tecnología para lograr en el horizonte 2050 el ansiado objetivo de emisiones cero netas. Los gases renovables, y el biometano en particular, pueden sin duda contribuir desde ya a ese logro. Facilitar el aprovechamiento de todo el potencial que atesora nuestro país y contribuir a la definición de un marco regulatorio cierto, estable y más ambicioso seguirá siendo una prioridad para nuestra asociación. |