Nuestro país está sufriendo este verano temperaturas récord, no solo en las horas centrales del día, sino también durante las noches. En un momento en el que España ha atravesado ya varias olas de un calor sofocante, un elemento se coloca en el centro de la discusión sobre nuestro modelo energético. Estos episodios inusuales de calor (también los de frío extremo en invierno) ponen de manifiesto siempre el papel estratégico del gas natural para la generación eléctrica como garante de la seguridad de suministro de nuestro país.
Este tipo de acontecimientos meteorológicos suelen estar ligados a importantes incrementos en la demanda de electricidad, que se dispara, principalmente, por el uso del aire acondicionado (o de la calefacción, en invierno). Por este motivo, debemos poner en valor el papel que ejerce el gas natural, a través de los ciclos combinados, a la hora de evitar posibles colapsos y cortes de suministro de nuestro sistema eléctrico en situaciones de elevada demanda, como la que estamos viviendo estas últimas semanas. Frente a este panorama, las centrales de gas aportan una alta flexibilidad, rapidez y eficiencia para dar respaldo al sistema eléctrico y garantizar así el suministro a hogares e industrias.
Según los registros ofrecidos por el operador del sistema, REE, en el periodo comprendido entre el 1 de junio y el 25 de julio, los ciclos combinados han generado el 22% de la electricidad del sistema eléctrico español. Como resultado, durante estos dos meses, esta tecnología ha liderado en más de la mitad de las jornadas el ranking de producción entregada al sistema para cubrir la demanda del país.
Como expusimos el pasado 27 de junio durante el transcurso de la cuadragésimo novena Reunión Anual de Sedigas, en el conjunto de 2022 y con una potencia instalada de 26 GW, los ciclos combinados superaron una producción de más de 68 TWh y se consolidaron -con un 25% del total según datos de REE- como la primera tecnología de la matriz de generación española. Su principal valor estratégico guarda una estrecha relación con la variabilidad e intermitencia de las renovables, que precisa de la existencia de una capacidad de generación de respaldo que ofrezca un suministro continuo, flexible y dé estabilidad al sistema eléctrico, a la vez que nos permita seguir avanzando en la senda de la descarbonización.
Abriendo el foco, la reciente publicación por parte del Gobierno del borrador de la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2023-2030 destaca en este aspecto por el mantenimiento de la misma potencia instalada de ciclos combinados de gas (26,6 GW) -respecto de la versión anterior-. Esta es una prueba inequívoca del papel fundamental que esta tecnología seguirá teniendo para garantizar el suministro eléctrico en el horizonte 2030; porque los ciclos combinados seguirán siendo imprescindibles para llevar a cabo el proceso de transición ecológica de una forma ordenada y segura con la incorporación masiva de nueva potencia renovable, eólica y fotovoltaica, principalmente, así como por el cierre ya planificado, a partir de 2027, de la generación nuclear.
No obstante, es necesario recordar que estas instalaciones cruciales en momentos de gran riesgo para el sistema eléctrico no son viables económicamente. El diseño del mercado eléctrico actual basado exclusivamente en retribuir la energía producida (‘energy-only’) resulta insuficiente para garantizar una mínima rentabilidad a la mayoría de las unidades de generación a gas instaladas en nuestro país. A pesar de su aportación a la cobertura de la demanda, no recuperan sus costes fijos en el mercado, ya que, al tratarse de una tecnología marginalista, apenas recuperan sus costes variables de operación. Los ingresos generados resultan así insuficientes para justificar el retorno de la inversión y hacer frente a unos cada vez más elevados costes de operación y mantenimiento por la multiplicidad de arranques y paradas a las que deben hacer frente para dar respuesta a la intermitencia y variabilidad renovable.
En este sentido, Sedigas reitera la reivindicación del sector para la definición de unos mercados de capacidad que brinden los incentivos necesarios para que puedan desempeñar ese papel fundamental que están llamados a tener en la transición energética hacia fuentes de energía más sostenibles, al proporcionar una generación de respaldo firme y confiable mientras se integran más fuentes intermitentes y en ausencia de suficiente tecnología de almacenamiento. |
Naiara Ortiz de Mendíbil Romo Secretaria General de Sedigas
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