El debate sobre la reforma del mercado mayorista de electricidad en Europa sigue su curso, a la espera de la presentación de la propuesta final de la Comisión Europea. En las últimas semanas hemos visto como se apelaba de forma rotunda a un concepto como el de la seguridad del suministro, que recupera así un protagonismo perdido en un pasado no demasiado lejano.
Dos relevantes y recientes opiniones han venido a recordar que hoy no podemos olvidarnos de ese factor crítico a la hora de abordar este proceso de reforma o corremos el riesgo de generar problemas inmediatos y mayores a los que se pretende solucionar.
En primer lugar, conocíamos la postura de un grupo de Estados miembros encabezado por Alemania que ponía en valor la resiliencia mostrada por el mercado eléctrico europeo ante la crisis energética derivada del ataque de Rusia a Ucrania y reclamaba una reforma selectiva que no comprometiera ni los beneficios, que para los ciudadanos ha supuesto el proceso de integración del mercado, ni los objetivos climáticos y energéticos generales de la UE. Un planteamiento contrario a una revisión estructural y completa del modelo vigente.
En segundo lugar, la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad (o Entso-e, el organismo que aglutina en Europa a las empresas responsables de la gestión del sistema eléctrico) dio a conocer su aportación a la consulta pública abierta por la Comisión Europea en relación con este asunto. En su reflexión, este organismo manifestaba que en un contexto cada vez más dependiente de las renovables (intermitentes por naturaleza al estar sujetas a las cambiantes condiciones meteorológicas) es más necesario que nunca invertir en tecnologías y recursos complementarios de flexibilidad. En concreto, afirmaba que las mejoras específicas relacionadas, en particular, con los mecanismos de remuneración de la capacidad son necesarias. Tales avances deberían tener como objetivo unos procesos decisorios más rápidos, claros y adecuados a su finalidad, facilitando su introducción a escala nacional y mejorando al mismo tiempo su coherencia y coordinación a escala regional en el seno de la UE.
En este sentido, conviene recordar que en su informe preliminar de Evaluación de la Adecuación de los Recursos Europeos (ERAA, por sus siglas en inglés) de 2022 -en el que Entso-e establece los riesgos de seguridad de suministro del sistema eléctrico europeo para los próximos años-, el organismo señaló que hay grandes volúmenes de capacidad de tecnología de generación térmica que corren el riesgo de resultar económicamente inviables a medio plazo si no se les da una solución a través de los mercados de capacidad, lo que podría originar apagones en el suministro eléctrico en muchos países europeos. Según ese estudio, los países con más peligro de que se elimine capacidad de generación y, por tanto, se ponga en jaque el suministro son Italia, España, Reino Unido, Grecia y Alemania. En particular, señalaba que, en España, la capacidad de ciclos combinados en riesgo de viabilidad asciende a 9.500 MW, lo que podría resultar en 6,7 horas de energía no suministrada en 2025, 1,9 horas en 2027 y 1,5 horas en 2030.
Desde Sedigas volvemos a manifestar el papel fundamental y estratégico del gas natural y los gases renovables a la hora de garantizar nuestra seguridad energética a corto y medio plazo. Recordemos que hemos estimado recientemente un potencial de producción de biometano autóctono de 163 TWh, lo que permitiría cubrir 1,2 veces la demanda de los ciclos combinados. En 2022 superaron los 68 TWh eléctricos y se coronaron como la primera tecnología del mix (con un 25% del total) incluso en un año en el que la potencia eléctrica renovable instalada en nuestro país es la mayor de la historia.
De este modo, estamos alineados con las voces que reclaman no menospreciar la seguridad de suministro e implementar mecanismos que permitan revelar el valor de la singular aportación que realizan los ciclos combinados -26 GW de potencia instalada- como tecnología de respaldo flexible y confiable para la generación eléctrica en nuestro país. Porque los mercados de capacidad no son una solución aislada, sino una parte integral del futuro diseño del mercado eléctrico europeo. Junto con otros elementos como la interconexión transfronteriza, la integración de energías renovables y la flexibilidad en la demanda, pueden contribuir a la creación de un sistema eléctrico más flexible, seguro y sostenible.
Como conclusión, a fecha de hoy, sin el respaldo de los ciclos combinados cualquier transformación del diseño del mercado de la electricidad en Europa será en falso, algo que no nos podemos permitir si queremos garantizar la seguridad de suministro en los próximos años. |
Naiara Ortiz de Mendíbil Romo Secretaria General de Sedigas
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