El camino ha sido largo, pero finalmente España va a contar con un sistema de garantías de origen para los gases renovables por el que se podrá controlar y trazar su origen.
La aprobación hace unos días de la nueva norma, a través de un Real Decreto, que debería haberse incorporado a nuestro ordenamiento jurídico en junio de 2021, no es un hito menor. Este permite transponer parcialmente la Directiva 2018/201 del Parlamento y el Consejo Europeo relativa al fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables, en lo correspondiente a los criterios de sostenibilidad y reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de la bioenergía y a las garantías de origen del gas procedente de fuentes renovables (biogás-biometano, hidrógeno o gas de síntesis), con un funcionamiento similar al que se aplica a la electricidad renovable.
La creación de este sistema de garantías de origen estaba ya prevista en varias herramientas de la planificación indicativa, como el Plan Nacional de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), la Hoja de Ruta del Hidrógeno y la Hoja de Ruta del Biogás, así como en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. En cualquier caso, no estará en vigor antes de enero de 2023.
Cada MWh de gas 100% renovable dará lugar a la emisión de una garantía de origen con información sobre dónde, cuándo y cómo se produjo el gas. En consecuencia, las garantías reforzarán los incentivos para los productores de gases renovables y aportarán un valor añadido definitivo para comercializarlos, fomentando su consumo con el consiguiente beneficio ambiental.
Esta norma elimina una barrera significativa para el despliegue del potencial de nuestro país como hub europeo de producción de gases renovables. Además, nos da herramientas para posicionarnos como contribuidor neto no solo al proceso de descarbonización del mercado energético, sino también a la construcción de un modelo de suministro más diversificado, seguro y sostenible. Y, finalmente, nos permite seguir avanzando como país hacia un modelo de economía más circular.
Precisamente, la semana pasada asistimos a una actualización de REPowerEU, el plan europeo para frenar la crisis energética y acelerar la desconexión de Rusia. Una nueva entrega de medidas que, una vez más, subrayan la urgencia de contar con una infraestructura de gas resiliente e interconectada entre los Estados Miembros de la Unión Europea.
Esta hoja de ruta europea otorga, además, una relevancia estratégica al impulso de los gases renovables como alternativa para un futuro más verde y con una mayor soberanía energética. La aceleración del hidrógeno y del biometano son, sin duda, dos de las grandes apuestas para conseguirlo, y el plan europeo marca objetivos tan ambiciosos como aumentar la producción e importación de hidrógeno renovable hasta los 20 millones de toneladas en 2030, o ampliar hasta los 35.000 metros cúbicos (35 bcm) la producción de biometano.
La relevancia de la última y más reciente comunicación sobre REPowerEU radica en que la Comisión Europea ya ha empezado a concretar cifras de inversión para alcanzar los objetivos marcados anteriormente y va a destinar 27.000 millones de euros en infraestructuras de hidrógeno.
Además, Bruselas ve necesario reforzar las infraestructuras gasistas con una inyección adicional de 10.000 millones de euros. Y es que el propio vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, declaró “esencial” construir una nueva infraestructura de gas entre España y Francia que amplíe la interconexión de la Península Ibérica con el resto de la UE y que sea compatible con el despliegue de gases renovables.
Tanto la aprobación normativa para poner en marcha el sistema de garantías de origen, como las cifras concretas de inversión europea con las que se materializará el despliegue de biometano y el hidrógeno verde, y se reforzarán las infraestructuras gasistas de la UE, son avances irreversibles en la construcción de un nuevo modelo energético en el que el gas renovable desempeñará un papel clave en los próximos años.
Es el momento de inyectar más ambición a los gases renovables y estar alineados con la estrategia europea. Será prioritario contar con un marco normativo estable, que tenga en consideración la capacidad disponible y sea ambicioso en los objetivos, para atraer la inversión necesaria que facilite la producción de biogás, biometano e hidrógeno renovable. Solo así cumpliremos con los objetivos de integración de más fuentes renovables térmicas, de reducción de emisiones y de la mejora de nuestra seguridad de suministro, reduciendo nuestra dependencia exterior. |
Naiara Ortiz de Mendíbil Romo Secretaria General de Sedigas
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