Energía renovada y renovables.

El informe World Energy Outlook 2021 de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) prevé un periodo de grandes transformaciones, una revolución energética similar a la que se produjo en el siglo XIX.

 

En palabras de Fatih BIrol, director ejecutivo de la Agencia, “los beneficios sociales y económicos de acelerar la transición hacia una energía limpia son enormes y los costes de no actuar son inmensos”.

 

El documento de la Agencia propone cuatro medidas que podrían ayudar a cerrar la brecha entre los compromisos actuales y el objetivo deseable de 1,5 grados centígrados durante los próximos diez años.

 

Así habla de realizar un impulso adicional masivo a la electrificación limpia, de poner el foco en la eficiencia energética, de reducir las emisiones de metano y, por último, de innovar en energías limpias.

 

Los escenarios sobre los que se trabajan interrrelacionan la energía y el clima. Con las premisas del Escenario de Compromisos Anunciados (APS) el incremento medio de la temperatura mundial en 2100 sería en torno a 2,1 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. En el Escenario de Políticas Declaradas (STEPS) la demanda mundial de electricidad se duplicaría en 2050. En el tercero, el Escenario Cero Emisiones Netas en 2050 (NZE2) traza una estricta acción hacia la estabilización del aumento de la temperatura mundial en 1,5 grados centígrados.

 

La demanda de gas natural aumenta en todos los escenarios durante los próximos cinco años, situándose como un elemento clave en el proceso de transición. Son los países los que marcan su mix energético y la velocidad de adaptación a un modelo neutro en carbono. En ese modelo el gas natural y los gases renovables (biogás – biometano, gas sintético e hidrógeno) pueden contribuir a conseguir de forma eficaz el objetivo. La elección del camino a la descarbonización debe ser claro por parte de cada país, el sector gasista está comprometido y preparado para responder al reto.

 

El proceso no está exento de tensiones y dificultades- el equilibrio del comercio internacional, las decisiones de países productores y las situaciones geopolíticas- son inherentes a cualquier diseño de modelo energético

 

Para ello, es fundamental que quién formula las políticas energéticas y económicas proporcione señales y orientaciones claras que den estabilidad a un sector que realiza grandes inversiones, genera empleo y trabaja para garantizar el suministro energético que se necesita, sin sacrificar el nivel de bienestar alcanzado, incluso puede ayudar problemas tan importantes como los de gestión de residuos.