Referencias legislativas más destacadas
A nivel europeo, en el marco regulatorio se dieron pasos decisivos dirigidos a sentar las bases para explotar el potencial de los gases renovables, biometano e hidrógeno renovable, como vectores energéticos de futuro. Así, se completó una pieza legislativa clave, el denominado informalmente como ‘Paquete del mercado de hidrógeno y gases descarbonizados’.Tanto la Directiva como el Reglamento forman parte del paquete de medidas ‘Fit For 55’ y tienen por objeto crear un marco regulador para la infraestructura y los mercados específicos del hidrógeno y la planificación de la red integrada. Además, establecen normas para la protección de los consumidores y refuerzan la seguridad del aprovisionamiento.
El proceso de negociaciones interinstitucionales o trílogos entre el Parlamento y el Consejo dio comienzo el 1 de junio de 2023 y finalizó con los últimos el 27 de noviembre y el 8 de diciembre para la Directiva y el Reglamento, respectivamente. El Consejo respaldó el acuerdo político provisional en la reunión del Comité de Representantes Permanentes (COREPER) de 20 de diciembre y remitió ambos textos al Parlamento para iniciar el proceso de adopción.
La Comisión presentó las propuestas el 15 de diciembre de 2021, en el segundo lote de propuestas del paquete de medidas del ‘Fit For 55’ ya señalado, cuyo objeto es armonizar la legislación de la UE en materia de clima y energía con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % para 2030 y alcanzar la neutralidad climática en 2050 a más tardar.
Las reglas revisadas del sector del gas natural se orientan a preparar a este mercado para nuevos retos. El primero de ellos, la protección de los consumidores ante episodios cíclicos de altos precios y potenciales riesgos para la seguridad del suministro, que podrían ser recurrentes según avance la transición energética y se reduzcan las importaciones de gas fósil a la Unión Europea.
Un primer paso en la dirección correcta, pero que no reflejaba el potencial que tiene el país. Según datos de la Comisión Europea, España es el tercer país de la Unión Europea con mayor potencial técnico para producir hasta 137 TWh (la demanda de gas en España alcanzó los 378 TWh en 2021). A la vista de este potencial, el objetivo señalado en la citada hoja de ruta del biogás (10,41 TWh en 2030), representativo de apenas un 1% de biometano de la demanda gasista, era muy poco ambicioso. El sector gasista consideraba que es posible superarlo con creces y alcanzar uno próximo al 10-15% tal y como se han propuesto otros países de nuestro entorno.
En este sentido, en enero de 2023 Sedigas presentó un detallado estudio sobre el potencial de producción de biometano atendiendo a todas las fuentes y recursos aprovechables. Los resultados obtenidos sugieren un potencial total accesible de 163 TWh/año, en línea con los de otros estudios realizados a nivel nacional y europeo, lo que permitiría cubrir alrededor del 50% de la demanda nacional actual de gas natural.
Su aprovechamiento supondría la puesta en marcha de 2.326 plantas especializadas, que movilizarían una inversión de casi 40.500 millones de euros, el equivalente al 3,6% del PIB, y generarían cerca de 62.000 empleos, entre directos e indirectos, asociados a su operación y mantenimiento.
A finales de junio, el sector se congratuló de conocer que el borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2023-2030 remitido a Bruselas duplicaba el objetivo de la Hoja de Ruta hasta alcanzar un volumen de producción de biogás de 20 TWh (2% de biometano de la demanda gasista). Aun siendo positivo, todos los agentes valoraron que se trataba de un objetivo carente de la ambición suficiente a tenor del potencial disponible identificado. Contrastaba, por ejemplo, con la cifra de potencial identificada por la Comisión Europea (de hasta un 13% de la demanda nacional) en su informe de primavera, previo a la asunción de España de la Presidencia rotatoria semestral de la Unión Europea en la segunda mitad del 2023.
En los doce meses de 2023, el volumen inyectado a la red gasista – transporte y distribución – se incrementó más de un 40% hasta alcanzar la cifra récord de 257 GWh.