El rol clave del gas en el panorama energético mundial
El panorama internacional del sector gasista ha venido determinado en 2017 por dos factores fundamentales: la tendencia mundial a reducir la dependencia del carbón y las acciones encaminadas a garantizar la seguridad en el suministro. Estas dos tendencias se proyectan sobre una realidad cada vez más incontestable: el gas natural está en auge en todo el planeta, la demanda global aumentará en los próximos cinco años un 1,6% anual y China absorberá casi la mitad de ese incremento.
Según el World Energy Outlook (WEO) 2017 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la demanda de energía en el mundo podría aumentar un 30% desde hoy al año 2040. Pero cuando el informe se refiere al gas, habla de un crecimiento esperado del 45% para la misma fecha. En estas proyecciones, el gas formará tándem con las energías renovables en el camino de la descarbonización de la economía. De esta forma, se situará como el segundo combustible más destacado en el mix energético mundial después del petróleo.
El rol clave del gas en el panorama energético actual tiene mucho que ver con factores medioambientales y relacionados con la calidad del aire. El gas natural puede aportar soluciones más limpias al transporte terrestre y marítimo para reducir emisiones. Por otro lado, en la persecución de un aire más limpio en las ciudades será crucial la penetración de vehículos alternativos donde el gas cuenta con tecnología probada y accesible.
El gas cada vez será más importante en el mix energético mundial.
GAS NATURAL FENOSA
El camino hacia la descarbonización de la economía ha comenzado y difícilmente tendrá marcha atrás. En este contexto, el papel de una superpotencia como China cobra un gran protagonismo: el gigante asiático ha implantado una nueva doctrina medioambiental para combatir la contaminación -que provoca más de 100.000 muertes al año- que implicará que acapare, según la AIE, un tercio de la nueva política eólica y fotovoltaica instalada en el mundo y un 25% del aumento de la demanda del gas en los próximos años.
La decisión de China de reducir su dependencia del carbón está teniendo un gran impacto en el mercado mundial del gas. Las nuevas conexiones a través de gasoducto desde Asia Central -en países como Turkmenistán e Irán- y Rusia estarán listas en poco tiempo, y complementarán el gas licuado que llegue a través de la vía marítima.
China liderará el grupo de economías en desarrollo -integrado también por India y otros países asiáticos-, que liderarán la demanda de gas en las próximas décadas, una alta proporción del cual debe importarse.
En el caso de otra gran superpotencia emergente, India, prevé duplicar el peso del gas en su mix energético en solo cuatro años. El gas es una parte de la solución para proporcionar energía a sus vehículos ya que en 2030 todos los coches nuevos en este país deberán contar con motores híbridos.
La nueva estrategia energética de estos países, confirman las proyecciones realizadas por el WEO: el 80% del incremento proyectado en la demanda de gas tendrá lugar en las economías en desarrollo, lideradas por China, India y otros países de Asia.
A nivel mundial, como ha ocurrido en España, también durante 2016 la mejora de la calidad del aire en las ciudades se ha situado en el centro del debate como factor de preocupación creciente entre gobiernos e instituciones por sus nefastas consecuencias sobre la salud de las personas. Diversos estudios han coincidido en publicar datos preocupantes sobre los niveles de contaminación a los que están expuestos los ciudadanos.
La Organización Mundial de la Salud, la Agencia Internacional de la Energía y el Banco Mundial han publicado casi de manera simultánea estudios sobre la contaminación del aire tanto exterior como en los propios hogares. Un problema que causa al año más de 6,5 millones de muertes al año.
El gas también forma parte de la solución para mejorar la calidad del aire. Según un estudio elaborado por KPMG para Sedigas, una mayor penetración del gas natural contribuirá a reducir drásticamente las emisiones nocivas causantes de la mala calidad del aire.
No hay que olvidar que, por ejemplo, una central de ciclo combinado de gas natural reduce un 80% las emisiones de óxido de nitrógeno respecto a una central térmica tradicional. Por otro lado, en el área doméstica, las calderas de gas natural emiten tres veces menos de óxidos de nitrógeno que las de carbón y la mitad que las de gasóleo.
Se observa un mayor nivel de conciencia en toda Europa en cuanto a que las emisiones de partículas son una preocupación creciente para la calidad del aire, especialmente en áreas urbanas. El papel que puede jugar el gas en el transporte tiene un enorme potencial: el gas es una alternativa limpia al gasóleo y puede resolver este problema. Así, una participación significativa del gas natural vehicular (GNV) en el transporte terrestre y del gas natural licuado en el transporte marítimo redundará en una atmósfera más saludable gracias a sus bajas emisiones en óxidos de nitrógeno (Nox), partículas en suspensión (PM), dióxido de azufre (SO2) y dióxido de carbono, que causan la mayor parte de los problemas respiratorios relacionados con la mala calidad del aire.